Hace tiempo que sé que la declaración universal de los derechos humanos me cae mal, pero nunca pude hacer una argumentación clara y concisa de por qué, pero ayer escuché una charla que creo que me puede dar un píe para empezar.

Una persona decía en la charla que durante la dictadura militar de 1976, había habido más violaciones de los derechos de humanos que el día de hoy, unos 40 años después. Y sí, el sentido común le da la razón y no puedo más que coincidir. Esa es la primera evidencia y el primer argumento en contra de los mismos derechos humanos.

Es que estos no hablan sobre lo que buscaban los desaparecidos antes de desaparecer, no hablan sobre su lucha. La declaración no ignora estas luchas, si no que se plantea en contra de estas, la declaración de los derechos humanos está en la vereda de en frente de aquellos que luchan por sus derechos y lo deja claro desde el preámbulo que dicta:

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;

Esta charla, que decía que una vez terminada la dictadura, en este gobierno elegido que privilegia a unos pocos, que oprime a una mayoría estamos más de acuerdo con esa declaración de mediados de siglo 20, me hace pensar que no puede estar bien una declaración que dice que un pueblo está mejor después de perder su lucha que mientras está luchando. La declaración bien podría decir que estar de rodillas, temerosos y resignados no es tan malo.

Cuando intento leer hoy los derechos humanos no puedo evitar sentir bronca, serían irónicos si no fueran sarcásticos, es casi como si se estuvieran riendo de uno todo el rato. Primero parece que solo se dedican a declarar derechos que son violados de forma constante, que las intenciones son buenas, pero no les salió bien.

Uno empieza leyendo que parecen venir del sentido común, se defiende “la vida, la libertad y la seguridad” y se prohíbe lo malo, hasta el artículo 14, todos siguen esa línea, hermosas declaraciones sin ninguna representación en la realidad.

Pero después en el artículo 14 hay un vuelco, porque de pronto empezamos a contradecirnos y lo universal empieza a ser dictatorial. El artículo 14 plantea sin más que los derechos humanos están por debajo de las Naciones Unidas, esto se refuerza en el artículo 29:

Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Este sería un detalle menor, pero el artículo 16 continúa indicando las condiciones del casamiento y del divorcio, cuestión que deja fuera varias religiones, culturas y luchas.

Y el artículo 17 es por lejos el más conflictivo, ya que protege la propiedad privada:

Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Esta cuestión de la propiedad privada, que causó tanto conflicto y luchas durante más de dos siglos, de pronto es agregado como un derecho humano inalienable, ignorando que quizás el derecho a la vida se corta si una persona es propietaria de la comida, expresarse libremente es imposible si todos los medios son de otro, que los tribunales no pueden ser imparciales si alguien es capaz de comprarlos. Al parecer no importa que un solo artículo pueda contradecir todo el resto, está ahí.

Estas contradicciones son tan profundas y fueron tan discutidas, que en realidad hacen imposible pensar que los derechos humanos hayan estado pensados para funcionar alguna vez. Es por eso que me parece que la declaración no puede ser una herramienta para defender los derechos humanos, sino una trampa a evitar, como un policía infiltrado, en la lucha por la libertad de las personas.