Hace unos años había un proyecto que planteaba llevar a los más desposeídos una oportunidad en forma de notebook, el mayor logro del proyecto fue la notebook en sí, que tenía prestaciones muy particulares y un GNU/Linux especialmente diseñado.

Por mucho tiempo quise una y pensé que el proyecto tenía sentido. Hoy a la tarde, en medio de otra cosa, teniendo a OLPC casi totalmente en el olvido, me di cuenta del error. En realidad estaba en otra cosa, pero no tanto: estaba viendo a Enoc ayudar con el lavado. El secarropas es su pasión, los chicos son raros vio…

Algo dijo Mariel que me hizo click, que me hizo volver en el tiempo a una nota que se ha perdido en los anales de Internet. Creo recordar que era una charla TED, o una conferencia. El que estaba adelante preguntaba cuál era el invento más importante de los últimos 100 años.

Y es que somos tan boludos que hoy podríamos responder que es la cadena de bloques; en ese momento era Internet lo que pensamos todos, otros más viejos pensaron en la televisión o en las señales de radio. Era muy impactante lo que planteaba el presentador: haciendo la gran Drexler, decía algo obvio, que hasta ese momento era impensable, y, después de dicho, era incuestionable.

Era el lavarropas y explicaba después, en unas pocas oraciones y haciendo cálculos muy simples, cuantas horas de trabajo humano se ahorraban y cuantas posibilidades le daba a la gente, cuantas vidas habían cambiado. El relato dejaba a Internet como a una tostadora eléctrica y a las señales de radio como a una nueva tipografía.

Ahí estaba yo, pensando en eso y acordándome del proyecto de OLPC, queriendo cambiar el mundo regalando biromes de colores a chicos en África, cuando esos chicos tienen que lavar su ropa a mano; escribiendo software libre, mientras, en pleno 2018, no hay en Internet ningún diseño libre de un lavarropas.