Hay discusiones que me dejan pensando, algunos argumentos me quedan dando vueltas en la cabeza por unos días, haciéndome ruido en la cabeza.

El otro día en medio de una discusión, alguien me plantea, que “ésto es lo que hay, que se puede hacer ahora” para después descartar, por ridículas, las opciones de volar todo en pedazos y empezar de nuevo.

Esta aceptación de lo que hay como base para pensar, tiene aparejado algunos problemas, porque naturaliza y asume como aceptable cosas que no lo son. En realidad es una falacia de la falsa dicotomía, pero escondida con una capa de pragmatismo.

Lo que me dejó pensando que quizás el pragmatismo es siempre una falacia, una forma de justificar lo inaceptable. No creo que el pragmatismo esté siempre mal, lo que me parece es que cuando el pragmatismo se utiliza para descartar una alternativa hay algo que anda mal.

Lo que pasa es que pragmatismo es una forma de referir otras características que se pueden tomar como positivas, la economía, la inmediatez, la simplicidad, que son sumamente valorables, pero que nada pueden hacer contra otras como la eficacia o la moralidad.

Hay varios casos para citar sobre soluciones pragmáticas, algunos que son más claramente errados que otros, la dictadura y la monarquía son formas de gobierno muy económica, inmediata y simple, la falta de pragmatismo no es lo que los hace inaceptables. En ese caso, es fácil verlo, porque no tienen la ventaja de ser lo que hay.

No pasa lo mismo con soluciones como la policía, las prisiones, las elecciones y la propiedad privada. Esta aceptación de lo real, justifica en gran medida, las ideas de criminalizar a los pobres, ignorando las condiciones reales que los fuerzan a delinquir, las leyes que convierten sus actividades vitales en crímenes y un largo etc.