Primero voy a aclarar, para los que no me conocen, que no soy médico ni científico, pero también quería aclarar que si sos una de las personas que cree que uno necesita licencia para pensar, podrías ir a leer a otro lado.

Bueno, terminé leyendo mucho más sobre el coronavirus de lo que hubiera querido, en parte, porque al parecer las cárceles obligan a la gente a escribir y a leer mucho más, así que había material.

Encontré muchos sitios de lo más interesantes, pero, tal cual explica el editor de la Sopa de Wuhan, es necesario linkear un poco, ordenar los papeles para poder pensar; yo pienso ordenar esos links en un texto, que me parece una forma aceptable.

Preguntas

Una de mis mayores preocupaciones era lo inédito de las medidas tomadas. Pero también me preocuparon algunos detalles quizás menores, pero que me parecieron importantes.

Por un lado la cuestión del nombre de la medida, el gobierno se esforzó constantemente en llamar a la medida “aislamiento social”, pero los medios siempre dijeron “cuarentena”, superponiendo las palabras a lo 1984, haciendo casi imposible encontrar datos sobre la cuarentena obligatoria que sí declaró el estado Argentino antes del 19 de marzo, incluso en wikipedia.

Por otro lado, la virulencia en las discusiones en la cual se planteaba la problemática del virus como una guerra y aquellos que pusieran en duda las posturas científicas se volvieran traidores. Sobre este tema este artículo en inglés, que encontré ayer, plantea (traducción mía):

Una de las paradojas de la crisis del coronavirus, es que la necesidad de escrutinio público de los gobiernos núnca fue mayor, pero (sin embargo) hay menor tolerancia al disenso que lo común.

Datos y los datos que NO están

En un primer momento intenté estar más o menos al día en wikipedia, siguiendo los artículos relativos a la epidemia, los datos escaseaban o yo no sabía bien dónde encontrarlos, después encontré páginas con datos que se pueden mirar más o menos bien, como por ejemplo our world in data que permite ver los datos en proporcion a la población (y por lo tanto darle un poco de sentido a la comparación entre países).

Pero hay datos que me cuesta mucho obtener y eso impide darle sentido a los mismos, ponerlos en perspectiva, terminar de entenderlos, por ejemplo: el número de muertes normales en el mismo periodo, ¿se murió más gente que el año pasado? ¿cuánta gente se murió por otras causas? ¿cuantos tests se realizaron por grupo etario? La falta de estos datos impide darle sentido a los otros números, ¿cómo saber si 200 muertos en tres meses es mucho o poco? Al solo disponer de datos sobre covid nos vemos obligados a comparar el covid con el covid.

El debate sobre la mortalidad

La cuestión de la mortalidad del virus es uno de los temas de debate, o sea, hay dos cuestiones, por un lado, la tasa de reproducción del virus (cuantas personas contagia cada persona que se contagia) y la tasa de mortalidad del virus (cuantos de los que se contagian se mueren). Hay varios artículos que plantean que el segundo número está ampliamente exagerado, planteando que el número está más cerca de 0.1% que del 4% que plantean otros.

La cuestión es importante, porque la tasa de mortalidad mayor al 4% es la justificación del toque de queda como respuesta inédita a la pandemia. En otras epidemias la respuesta se basa en “aplanar la curva” (que no es lo que se está haciendo) para evitar el colapso de los sistemas de salud, protegiendo a los más vulnerables y esperando la protección de rebaño (o sea basada en la inmunidad de las personas que ya se infectaron), que se alcanza cuando el número de infectados llega a ~80-95%.

En este caso esa estrategia se descartó, porque según el modelo planteado por el Imperial College y la tasa de mortalidad elevada, las muertes ascenderían a miles de millones. El aislamiento social no intenta aplanar la curva si no impedir los contagios. Si la tasa de mortalidad es similar a la de la gripe estacional (que es ~0.1%) ¿cómo se justifica el toque de queda?

Ciencia y pseudo-ciencia

En este punto, los defensores del Status Quo científico y las decisiones estatales comienzan a defenderse inevitablemente con ataques personales, acusando a los que plantean posturas distintas de pseudo ciencia o de caer en teorías conspiranóicas. De pronto, todo intento de pensar se convierte en pseudo ciencia, toda idea alternativa se compara con los antivacunas y de ahí con los terraplanistas. Todo planteo de una corporación intentando sacar tajada se transforma en una teoría conspirativa imposible.

Al intentar hablar estos temas en grupos de discusión la misma se torna siempre en la cuestión de las credenciales del autor y el origen del contenido, por ejemplo: ¿dónde fue publicado? De este modo, se deja de lado la discusión sobre el contenido en si, sus argumentos, la validez de los datos y los razonamientos. En parte esto es promovido por organizaciones como la OMS que se declara a si misma como la única fuente fiable de información, promoviendo de esta forma que pensar sea un deber de unos pocos.

Con respecto a la cuestión de las conspiraciones, me parece que hay que aclarar algo y es que si bien algunas teorías conspirativas como el terraplanismo puedan ser graciosas porque suponen una posibilidad de coordinación y ocultamiento imposibles de conseguir, las conspiraciones existen, negar las conspiraciones es equivalente a negar la existencia de la “trata de blancas”. Las empresas y corporaciones siempre hicieron tratos con los gobiernos y las ONG, los medios masivos de comunicación publicaron muchas veces datos falsos o sesgados, grupos de científicos sostuvieron teorías absolutamente ridículas durante años por conveniencia política.

Por ejemplo, en esta nota, se critica duramente la idea de que el virus pueda haber sido creado (cosa con la que coincido), pero junto con eso se plantea también (en un tipo de falacia del hombre de paja) un conjunto de teorías que plantean que la reacción es injustificada.

De esta forma, criticando una teoría conspiranóica absurda se impide también, todo planteo en el que las corporaciones vean como convertir el virus en una oportunidad, o como los estados pueden aprovechar para afirmar poder o los medios pueden mentir.

Otras miradas

Sin embargo, pude encontrar otros sitios que plantean este tipo de puntos de vista:

Mi mirada

Hasta dónde pude investigar, mi conclusión actual es que la tasa de mortalidad del virus está entre 0.1% y 0.5%, dependiendo de la saturación del sistema de salud, lo cual explica el freno de la mortalidad en España, Italia y Gran Bretaña, por la protección de rebaño (y no por el toque de queda). Por otro lado, las diferentes tasas de mortalidad entre países, me parece que se pueden explicar por la concentración poblacional en las grandes urbes.

Según este modelo, el toque de queda no está teniendo ningún efecto relevante, excepto desplazar la curva y la diferencia en la reacción estatal entre Brasil y Argentina no sería de más o menos muertes, sólo que Argentina va a tener sus muertes en el invierno.

Más allá de la cuestión del virus en si, la cuestión de la respuesta me preocupa porque sigue en la linea de emparchar el sistema en vez de revisarlo, la búsqueda de recetas mágicas en forma de vacunas, para problemas como la contaminación, la pobreza o el gobierno del miedo.