Después de muchas discusiones inútiles en Internet y espacios de conversación perdidos por culpa de las mismas, me vi en la situación, con el honor y la responsabilidad que que esto incluye, de acompañar en una conversación importante. Entonces intenté preparar algo para colaborar (o al menos sugerir), para empezar la charla con el pie derecho, creo que esto que saqué en limpio, es más bien general, puede aplicarse en variadas discusiones y debates, en la virtualidad o en la realidad, e incluso para pensar reflexiones personales.

Por un lado, está el principio de caridad, que aprendí gracias a un comentario de @eunice en mastodon, el cual plantea que ante una frase o acción del otro que puede ser interpretada de varias maneras, lo más correcto (o al menos lo más productivo), es elegir la interpretación que deja a la otra persona mejor parada.

El segundo punto es una cuestión de orden y tiene que ver con la ya bien conocida lista de temas a tratar, sobre la cual me parece importante hacer dos sugerencias, por un lado, permitir en todo momento agregar nuevos temas al final, para ser tratados más tarde, eso ayuda a no dejar los temas sin tratar a la vez que evita interrupciones constantes y respuestas en caliente. Por otro lado, a los temas ya tratados asignarles una palabra clave, si es posible graciosa, para permitir hacer referencia al punto anterior sin reiterarlo.

Por último, y a la vez lo que me pareció lo mas importante, es una serie de conceptos problemáticos a evitar, porque cada vez me convenzo más de que simplemente no sirven y rompen las discusiones. En realidad los tres conceptos se relacionan mucho (diría que son uno solo), pero tiene tres formas muy claras, más allá de sus muchos disfraces, lo que hace muy fácil que se escondan.

El primero de los conceptos es culpa, traerlo a colación, promueve una forma de pensamiento que esquiva los errores y que por lo tanto impide la exploración y el aprendizaje, saber quién hizo qué, puede servir para entender, pero no más que eso.

El segundo de los conceptos es mérito, que nos impide pensar soluciones que exploten todas las posibilidades en pos de hacer la división correcta en vez de pensar desde el paradigma de la abundancia.

Por último, está el padre de estos dos, que es el concepto de justicia, que está tan metido en el lenguaje que es casi imposible hablar y pensar sin que se cuele, más allá de que nunca aporta nada, solo genera bronca e ira. En realidad, esta idea está muy clara en el diálogo entre V y la estatua de la justicia, en el comic de “V de Vendetta”.